viernes, 23 de octubre de 2020

Octubre 2020

Pues, a pesar de toda la situación, siento alegría.  Siento alegría por el entusiasmo de los grupos con los que hemos vuelto al trabajo en la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático de Madrid) y en Escuela Jana. Personas que siguen apostando por las Artes Escénicas y participando de ellas a través de la formación, con todas las medidas de seguridad, eso sí. Personas que entienden que la cultura y el arte les aportan un crecimiento personal y de relación en sociedad a muchos niveles, que va más allá de su formación técnica teatral (que la hay y mucha), algo de una necesidad tan vital, que no se puede renunciar a ello. 

preparando clases




Históricamente no se ha renunciado nunca, ni en peores circunstancias que las nuestras actuales. En Polonia, por ejemplo, con una segunda guerra mundial de por medio, allí seguían las compañías ensayando en sótanos fríos mientras, de vez en cuando, caía algún proyectil o alguna bomba cerca.  O aquí en España, con una posguerra durísima, en la que los grupos de creación nunca dejaron de ingeniárselas para seguir creando. 



No nos vamos a rendir ahora. Vamos a seguir conociéndonos, reconociéndonos y creciendo, resistiendo al ruído, al barullo, a lo esperpéntico y grotesco que aflora en situaciones como la actual. 




miércoles, 6 de noviembre de 2013

GRACIAS POR VENIR: Reflexión de un espectador sobre la lógica del Teatro

Jesús Romera nos ha dejado esta reflexión después de ver "Tétrada, 4 piezas de Harold Pinter" en el Teatro de La Puerta Estrecha . Con su permiso concedido para compartirla, ahí va. Gracias Jesús.




"Encontrar la lógica donde parece reinar el absurdo es tarea peligrosa pero no descabellada. El absurdo y el caos también tienen su lógica. A mí también me pasa lo que a la durmiente hermana: tengo dos hermanas, una no me hace caso porque es mi hermana mayor, la otra no me hace caso porque es mi hermana menor. Seguramente es absurdo, pero no por ello menos cierto. 

Ayer se supone que debía estar viendo un derbi futbolístico pero estaba sentado en un pequeño teatro madrileño. Me pasaba lo mismo que al agente 274. No sabía qué hacía allí, pero me sentía feliz y a gusto. ¿Tiene esto alguna lógica? Seguramente no.



Afirma algún erudito intelectual: “Hay gente que pide para comer y resulta que tiene a su hijo estudiando”. ¿Qué lógica tienen la enseñanza y la cultura? ¿Para qué sirven? Las personas normales, deberían ir al fútbol y no al teatro. Un futbolista de la selección española cobra un dineral por jugar un partido de fútbol, una buena compañía de teatro madrileña tiene que sufrir para poder mantenerse y no cerrar su actividad. ¿Tiene esto alguna lógica? Para este intelectual sí, pues es el responsable directo de que las cosas pasen de este modo. La lógica vista por este hombre es la lógica del paleto intelectual, del que es incapaz de entender que hay personas que si les quitas la cultura, le estás quitando de aquello de lo que comen, que su comida es la cultura. Este señor tiene una lógica comercial, la lógica del corbatín, donde el valor de las cosas no es valor intelectual sino el comercial. Apuesto algo, sin temor a equivocarme, a que el sábado pasado estuvo viendo el fútbol y no fue al teatro, a que es capaz de pagar un dineral a personas que hacen poco o nada por la cultura de este país y es incapaz de valorar a los que tienen la cultura como forma de vida. La lógica de este hombre es la normal, la de los segundos, la del absurdo.

Veo una excelente interpretación, un buen montaje y una gran adaptación a un precio ridículo, voy a salir del teatro y oigo: “gracias por venir” ¿Tiene esto alguna lógica? No, ninguna, pero reconozco que me ha resultado muy agradable oírlo. Lo lógico es lo contrario, que sea yo quien dé las gracias por el trabajo realizado y el regalo recibido.




Para mi suerte no todo el mundo sigue la lógica del corbatín de mentalidad comercial, también hay gente que tiene la lógica de la creatividad y la originalidad. Aunque sea una lógica absurda a mentes vulgares, es una lógica celestial. Como decía Stuart Mill:
“La originalidad es la única cosa cuya utilidad no pueden comprender los espíritus vulgares.”
Eso es lo que este sujeto es: un espíritu vulgar.

Mi agradecimiento a la Puerta Estrecha por el placer que me habéis dado, me habéis convencido de la validez de la lógica del absurdo. Es más bella que la lógica del corbatín comercial."

martes, 15 de octubre de 2013

Carta al Público

Si voy de público a un concierto, voy a darlo ¡¡¡TODO!!!  ¡¡SIIIIII!!! Me escucho los temas durante una semana, incluso llego a aprenderme las letras de las canciones que no me sé, para poder ¡¡¡¡¡DARLO TODO!!!!! y que la experiencia sea una experiencia de ¡¡¡¡LA OSTIA!!!! y no pienso: pero si yo no soy músico y no tengo ni puta idea de componer. Me importa un carajo, no me juzgo, porque voy a ¡¡¡DARLO TODO!!! y a ponerlo todo para que, con los músicos, pegarme un viaje ¡¡¡DE PUTA MADRE!!!. 

¡¡¡¡¡SIIIIIIIIII!!!!!

Pues, ¡¡¡¡EN EL TEATRO LO MISMO!!! Vamos a ir al teatro ¡¡¡A DARLO TODO!!! para, con los actores, pegarnos ese viaje ¡¡¡DE PUTA MADRE!!! Vamos a dejarnos de snobismos, de postureo, de dudar si: ¡Ay! ¿pero si no lo entiendo?, de hacernos el cultureta, o peor, ser uno del gremio del artisteo y juntar todo lo anterior, sentarme en la butaca, cruzar las piernas, apoyar el codo en la rodilla, la barbilla en la mano, el mentón en el dedo índice y pasarme toda la función juzgando lo que estoy viendo sin ser en ningún momento partícipe, sino construyendo un muro que no hay Dios que lo rompa. Hay que dejarse ir, al igual que en un concierto. Hay que ser un público activo en el teatro, porque sin nosotros, público, no hay teatro, puede que haya una representación, pero no esa comunión llamada Teatro.

Los actores y actrices van a darlo todo. Como decía Zaira Montes, compañera-actriz, van a salir a matar o a morir, no hay otra opción. Y si los actores no salen así, como público lo tenemos muy fácil... me remito a la imagen de la izquierda. Si como público vamos a la función a darlo todo, al igual que los actores, lo que se produce en las salas de teatro es acojonante. Doy fe. Lo he vivido desde los dos lados, como público y como actor. Este fin de semana pasado, como actor, en La Puerta Estrecha, fue mi última experiencia, los actores lo estábamos dando todo, y el público también. Y entonces se produce el hecho Teatral.

Yo empecé en el teatro como público apasionado. Alucinaba con mucho de lo que veía o leía. Era inevitable que me precipitase en ese mundo. Comencé a estudiar en escuelas, adquirir técnica, etc. A la vez que me iba formando como actor, me iba convirtiendo en un gilipollas como público. Iba al teatro y me ponía en la posición del artista del gremio, el del segundo párrafo del artículo, en lo que veía siempre faltaba energía, faltaba presencia, faltaba composición, faltaba atmósfera, faltaba, faltaba, faltaba... Al igual que la gilipollez vino, también se fue yendo. Menos mal. Desde hace tiempo, como público, me entrego a lo que se me ofrezce desde la escena, de casi todas las funciones que he visto en estos últimos años me he llevado a casa cosas cojonudas, viajes por emociones, reflexiones personales, divertimento puro, sano y saludable, debates intelectuales y políticos, poesía, mucha poesía... Es verdad que no he visto "La puesta en escena perfecta", también es verdad, que desde que cambié mi actitud como público, del teatro me he llevado maravillas gracias a la comunión de la que hablaba antes.

Como dice una gran maestra de actores, a los que le gusta el fútbol y pagan por ir al estadio, hay días que no ven ni un gol, pero coño, lo dan todo desde la grada (no lo dice con estas palabras). Y nosotros público, que en general no vamos al fútbol, hemos tenido el acierto de apostar por el Teatro. Pues vamos a ¡¡¡¡DARLO TODO!!!!

Por último, gracias a La Puerta Estrecha, a Eva Varela, Jose Gonzalo Pais, Sayo Almeida y al público que ha venido este finde a La Puerta Estrecha, gracias a ellos he creído conveniente compartir una reflexión más en este blog. Hacía 3 años que no lo hacía. 



martes, 1 de junio de 2010

Argumentos sobre teatro

Reanudo la actividad del blog casi transcribiendo literalmente el Argumento nº3 de los "Doce argumentos sobre teatro" de Alfred Jarry, patafísico por excelencia y creador del Padre Ubu.

Hace dos meses justos que no público nada en el blog teatrero que me he creado. Así que, ahí vamos, a seguir reflexionando sobre esta nuestra profesión, a ver si discutimos un poco:

¿Qué es una obra de teatro? ¿Una fiesta ciudadana? ¿Una lección? ¿Una distracción?

Parece, en primer lugar, que la obra de teatro deba ser una fiesta ciudadana, puesto que es un espectáculo que se ofrece a ciudadanos reunidos. Pero observemos que hay numerosos tipos de público de teatro o, como mínimo, dos: la minoría de inteligentes, y la gran mayoría. Para esta última, las obras espectaculares -espectáculos a base de grandes decorados, cuerpos de baile y emociones primarias y accesibles como los de la Gran Vía, el Calderón, etc...- son entretenimiento sobre todo, quizás un poco lección -en cuanto que su recuerdo dura-, pero lección de falso sentimentalismo y falsa estética; falsos sentimentalismo y estética que son para ella los únicos verdaderos, ya que le parece incomprensible y un auténtico coñazo el teatro de minorías. En cuanto a este, ni es fiesta para su público, ni lección, ni entretenimiento, sino actividad pura y simplemente.

La elite participa en la realización de la creación de uno de los suyos, quien ve nacer de sí mismo y de esa misma elite al ser creado por él, activo placer que es el único de Dios y, que la masa de ciudadanos solamente dispone de una caricatura en la relación carnal.

Incluso la masa disfruta un poco de dicho placer de creación: quede anotado dejando a salvo toda relatividad.

Y para cerrar este argumento nº3 de sus 12, Jarry nos remite a los párrafos 3º y 4º del artículo "De la inutilidad del teatro en el teatro" que resumo un poquito:

Dos cosas hay que cabe proporcionar al público -cuando se quiere descender a su nivel- y que, de hecho, normalmente se le facilitan. En primer lugar, personajes que piensan de su misma manera y de los que lo comprenden todo con la impresión que sigue: "Soy inteligente, pues me río con ocurrencias inteligentes"; impresión que no falta a los espectadores de Rafael Mendizábal, por citar uno entre muchos. Y, en segundo lugar, temas y peripecias naturales, es decir, cotidianamente rutinarios para hombres del montón, dado que Shakespeare, Miguel Angel o Leonardo da Vinci resultan un tanto extensos y de diámetro difícil de abarcar, y ello porque genio y entendimiento, o incluso talento para algo más que algo muy concreto, están más allá del alcance de la mayoría.

Pero si hay en el universo quinientas personas que sean un poco como Shakespeare y Leonardo con relación a la infinita mediocridad, ¿no será justo conceder a esos quinientos espíritus elevados lo que se derrocha con los espectadores de Rafael Mendizábal, o los del Club de la Comedia, es decir, la seguridad de no ver en escena lo que no entienden, esto es, en su caso, el activo placer de una creación medida y con arreglo a definición?

Hasta aquí el Argumento sobre teatro nº3 de Alfred Jarry.

Espero recibir reflexiones.

Espero conseguir una entrada para Cheek by jowl para el jueves.

martes, 30 de marzo de 2010

Sobre el poder otorgado al actor

Antes de salir a escena.

Uno: (Inquieto, sin parar de moverse) ¿Pero, por qué cojones me dedicaré yo a ésto?.

Otro: (Impasible, inmóvil, cómo un árbol que ha enraizado profundamente) No me acuerdo de nada.

Un tercero: (Muy enérgico. Como un entrenador de fútbol le habla a "Un cuarto") ¡Venga, va! ¡A jugar, eh! ¡Dame un abrazo cabrón!

Un cuarto: (Silencio. Ni le mira).

Un quinto: (Encerrado en el lavabo) ¡¡ Joder !! ¡¿Quién ha terminado el papel higiénico?!! ¡¡El que lo acabe que lo reponga!!

Sus intestinos han llegado a funcionar a un ritmo que ni en los anuncios publicitarios de cereales ricos en fibra.

Y esto lo he visto (y vivido). También están los que se toman sus licorcitos, y no es una leyenda urbana, otros ejecutan rituales muy extraños, etc, etc.

¿Por qué sucede esto? Durante todo el trabajo, normalmente de meses, previo al teatro con el público, todo va bien. Todo el proceso de entrenamientos, ensayos en los que se llega a los acuerdos guiados por la dirección, los momentos de exaltación e ilusión, los momentos de discusión, los momentos de estar perdidos, los hallazgos que encarrilan de nuevo el trabajo, en definitiva lo que es el proceso en sí de una creación escénica, durante este proceso no aparecen esos nervios, quizás un poco en los primeros ensayos pero nada más.

¿Qué pasa entonces cuando aparece la figura del público? Pues creo, y de nuevo vuelvo a estar de acuerdo con Ernesto Arias , que aparece la figura del "poder". El poder entendido como: "dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo" (según la RAE).

El público nos otorga el poder. Y el poder, en muchos casos, acojona. No es sólo que nos otorgue el poder, sino que exige que ejerzamos ese poder, para eso han pagado su entrada. Y en el momento de ejercer el poder es cuando a uno le asaltan todas las inseguridades.

¿Y cómo afrontar éste poder otorgado? Pues por supuesto que yo no tengo la clave. Hace algún tiempo que ya no me asaltan esos nervios tan jodidos. Lo que hago es ser consciente de ese poder y salir a escena a disfrutarlo. Ser consciente de en que punto está el espectáculo, en que punto estoy yo y apoyarme en la confianza en mi trabajo y el de mis compañeros, y sobre todo la despreocupación con un poco de descaro (que no falta de respeto) para poder estar siempre en juego y alerta y no preocupado y bloqueado.

Hay una cosa que sí tengo clara, yo salgo a escena a disfrutar. Creo que si disfruto con mi trabajo ya tengo algo de terreno ganado para que el espectáculo llegue a esos extraños señores que nos otorgan tanto poder. Y además me lo paso bien.

María del Mar Navarro le he escuchado una referencia al fútbol antes de las muestras de su escuela. Dice algo así como: Intentaremos ver un buen partido, o si no, al menos, algunas buenas jugadas.

Pues, a ejercer el poder.

P.D.: Esto es para los alumnos y exalumnos de Mar Navarro que siguen el Blog. No sé si os habéis enterado que desde Colectivo Mu, han creado un foro para los actores que hemos salido de la escuela en el que poder intercambiar información, material, y demás. Me parece una iniciativa muy interesante y creo que os puede interesar. El foro es este http://colectivomu.foroactivo.com/

viernes, 26 de febrero de 2010

Sobre la actitud del director en los ensayos

Nueva entrada con unos días de retraso debido a diferentes compromisos laborales.

Releyendo los "Escritos sobre teatro"(Alba Editorial, traducción Genoveva Dieterich) de Bertolt Brecht me reencuentro con "Actitud del director de los ensayos (en el proceso inductivo)", con el que estoy de acuerdo en muchas cosas.

A continuación os transcribo partes del susodicho capítulo, que espero que ayuden a aquellos que desean afrontar futuros trabajos de dirección:

"El director no viene aquí al teatro con una idea o una visión, unas posiciones prefijadas para los actores y una escenografía y utilería terminadas. No desea realizar una idea. Su tarea es despertar y organizar la productividad de los actores, Ensayar no significa para él imponer decisiones ya fijas de antemano en su cabeza. Significa probar. Ha de insistir en que se barajen en cada caso varias posibilidades. Resulta peligroso para él dejarse empujar a dar lo más deprisa posible la única solución apropiada. La única solución apropiada sólo puede ser una de varias soluciones posibles, si es que las hay, y merece la pena probar otras soluciones por el mero hecho de que enriquecen la solución última. Ésta extrae fuerza del proceso de selección.

Además la productividad de los diferentes colaboradores es desigual, producen a un ritmo diferente y necesitan estímulos diferentes. También tienen intereses diferentes, que hay que desarrollar al máximo para enriquecer la solución total. Es una tarea importante del director desenmascarar todas las soluciones esquemáticas, rutinarias y convencionales. Ha de desencadenar crisis.

El director no debe tener miedo de admitir que no siempre conoce y dispone de "la" solución. La confianza de los actores y colaboradores en él ha de fundarse más bien en que es capaz de identificar lo que no es la solución. El director ha de aportar preguntas, la duda, la riqueza de los posibles puntos de vista, las comparaciones, los recuerdos, las experiencias...

... Normalmente tendrá dificultades para impedir una construcción demasiado rápida de las situaciones. Ha de conseguir que los actores pregunten: "¿Por qué digo esto, y por qué dice lo otro aquél?". Incluso debe conseguir que digan: "Sería mejor decir esto o aquello". Ha de procurar que los titubeos y réplicas iniciales no desaparezcan por completo en el curso de los ensayos del resultado final, cuando se ha conseguido una determinada respuesta. Lo singular de cada frase o acción ha de percibirse en la versión definitiva. También el espectador ha de tener ocasión para ese titubeo y esa réplica...

... el elemento de sorpresa es un elemento fundamental. El actor persigue el efecto; es un afán saludable, el actor intenta sorprender. Pero sólo logra el efecto "teatral", el efecto "ilícito" cuando no elige lo lógicamente esperable entre todo lo esperable. La sorpresa saludable surge cuando la solución lógica es sorprendente.

Al ensayar debería dejarse totalmente a un lado la sala de espectadores. Así en una segunda fase, en la que se trata de facilitar al espectador la mejor comprensión de los hechos, se llega a una reorganización con el objeto de dar más precisión al conjunto." Hasta aquí los apuntes del capítulo.

Pues lo dicho señores directores. Dejad que el actor y demás colaboradores creen. Dejad que os sorprendan, dentro de la lógica del trabajo. Mas que "dejar" que os sorprendan, creo que deberías fomentarlo y, como vampiros, aprovecharos de todo lo que ellos aportan de cara al resultado final. Y mucho cuidado con las "grandes ideas" impuestas desde la dirección. Esas "ideas" tienen que ejecutarlas los actores, y si no conseguís que el actor comprenda la lógica y las reglas de "la idea", si no conseguís que realmente crean en ellas, lo más probable es que se quede en una ejecución vacía, un mero fuego de artificio, algo que, por desgracia, se ve bastante en producciones de mucho presupuesto.

Un saludo y hasta la próxima entrada.




lunes, 15 de febrero de 2010

Sobre los dos artículos anteriores. Aportación de Antonio de Paco

Antonio de Paco es actor, director y dramaturgo. Ha realizado trabajos con su compañia, "Imaginaria Teatro" y ha sido el Premio Marqués de Bradomín 2007 al mejor texto teatral por "Alguien silbó, y despertó un centenar de pájaros dormidos".

Pues, con el permiso de Toni concedido, ahí van unas cuantas reflexiones que me ha enviado por mail. Quiso dejar un comentario pero se le fue la mano con el número de caracteres, así que os lo transcribo integro aquí en el blog. El dice que "...son unos cuantos pensamientos sueltos, pero que tampoco estamos como para hacer una tesis doctoral". Yo creo que merece la pena compartirlos con vosotros.

De lo primero que habla es sobre "El actor y la diana" de Declan Donellan.


Un abrazo y muchas gracias Toni.

"Desde luego!! Una lectura, más que recomendable que yo he intentado recomendar también en alguna ocasión. Por cierto, Jorge Picó, hace referencia a los videos de la web de Donnellan, en los que reflexiona sobre algunas cuestiones. Si un alma caritativa, tuviera a bien traducirlos o resumirlos, sería de gran ayuda. Mi nivel de inglés, todavía me lleva a entender la mitad o menos de la mitad...No cabe duda de que las reflexiones de Donnellan son de una sutileza extraordinaria. Es siempre muy lúcido y creo que tiene una visión global de la interpretación, tan simple como inexpugnable. Tras la lectura, uno dice: Qué razón tiene este tipo.

Eso sí: la cuestión de saber focalizar cúal es el problema concreto que nos está bloqueando, suele ser el mayor problema. Es cierto que uno puede probar,reflexionar en casa y luego aplicarlo a la siguiente función, como comentabas en la anterior entrada, pero a veces esto lleva a estar demasiado pendiente y aborta toda posibilidad de escucha. Probablemente, tu amigo preocupado, necesite respirar un poquito, bajarse del personaje y estar atento a otra clave fundamental: la reacción, más que la acción. O quizá este no sea el problema de tu amigo y sólo sea el motor para mi reflexión (más bien lo segundo).

De todas formas, voy a compartir lo siguiente, sin pararme demasiado a pensar, a ver dónde lleva. Creo que a veces estamos tan preocupados de accionar, que nos olvidamos de todo lo demás. Concretamente, muchos actores que estudiamos en la escuela de Mar Navarro, confundimos el juego con la necesidad de hacer.

En este punto, perdónenme los otros lectores del blog voy a hacer hincapié aunque parezca excluyente. Lo explico: La pedadgogía de la escuela tiende hacia un actor que propone en todo momento, que juega, un actor creador que gesta el espectáculo casi sobre el suelo de la la sala de ensayos. Muchas veces este afán es muy bueno para hallar. Otras veces la capacidad de propuesta tiende a prejuzgar y sacar conclusiones precipitadas. La voluntad de hacer, unida a las herramientas nos hace entrar proponiendo, una manera de hablar, una manera de movernos, una energía desbordada. En realidad, de esta manera, lo único que hacemos es bloquear esa escucha fundamental que también forma parte del proceso creador. Otras veces lo que funciona en mí, no funciona en interacción con mis compañeros. Tratamos de tirar, de meter más o menos energía, de alterar los ritmos... pero seguimos aferrados a la base fundamental. A veces, creo que deshaciéndonos de la idea que llevábamos de nuestro personaje, surge la chispa, y para deshacer esta idea hay que sentarse, pensar en la frase que ha soltado nuestro compañero, meterla en el cuerpo y sólo después hablar. El personaje, aunque nos parezca que ha surgido del juego, sólo ha sido obligado a jugar, y en realidad, no se diferencia mucho de una vía más mental, en la que antes hacemos una tesis.

Es verdad que a veces la dirección de escena es la que nos lleva por caminos incorrectos. En este caso, yo sospecho que pasa lo mismo. El director ha decidido de antemano que la interpretación iba a dirigirse "en clave de" "con un ritmo de" "que los perdsonajes iban a moverse como" Quizá incluso un director inexperto puede leer una comedia donde había otra cosa y ese terreno excluido, ha motivado apartar una serie de posibilidades muy válidas y abrir una vía equivocada ya desde un principio....Buuuuuf, es complicado el tema y en última instancia debemos aceptar que hay un misterio que en algún momento es revelado con la experiencia...un click profundo que parecen haber tenido los buenos actores en un momento de su vida. Yo creo que la reflexión es buena, en cualquier caso, siempre que la dejemos, estoy de acuerdo con Samu, antes de salir al escenario.

Muchos de los grandes hombres de teatro han dado mil vueltas a todas las cuestiones que ahora nos planteamos, supongo que para llegar a ese click, como Shidarta,el personaje de la novela de Hesse, que al final de su vida intentando encontrar la verdad, se queda a vivir a la orilla del río, y contempla el río, se hace río, "hace cuerpo con el río", que diría Lecoq.

Mis más sinceras felicitaciones al bloguero.
Gracias por invitarnos a la reflexión.
Yo, por mi parte, intentaré aportar lo que pueda,cuando pueda, y si es posible de una manera más rigurosa que este torrente de palabras
Abrazo "

De nuevo, muchas gracias Toni.

Por último, en el blog de Ernesto Arias, que yo sigo y os lo recomiendo, está colgada una entrevista a Declan Donellan con subtítulos en castellano.

Un saludo a todos.